A medida que millones de familias estadounidenses compran asistentes de voz robotizados para apagar las luces, ordenar pizzas y revisar los horarios de una película, los niños están cooptando los gadgets para resolver las disputas en la mesa de comedor, responder a las preguntas de la tarea y entretener a los amigos en sus fiestas de pijamas.
Muchos padres se han asustado e intrigado por la manera en que estas voces desencarnadas saben todo, Alexa, de Amazon, Google Home o Cortana, de Microsoft están afectando el comportamiento de sus hijos, haciéndolos más curiosos pero menos corteses.
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