El mantra del Internet de las Cosas, o IoT por su abreviatura inglesa, es: "En 2020 habrá 50.000 millones de dispositivos conectados". Esos objetos hablándose unos a otros necesitan tener un cerebro. En algunas ocasiones será uno diminuto sin complicaciones, tan sólo capaz de activarse en presencia de otro chip y decir sí o no: 1 / 0.
En otras ocasiones, serán cerebros más activos y autónomos que se conectarán a redes WiFi. A los aparatos que ahora se conectan a la nube, fundamentalmente móviles y tabletas, habrá que ir sumando electrodomésticos, equipamiento sanitario, señalización urbana, infraestructura eléctrica... y el parque móvil: coches, camiones, bicis, motos...
Ese panorama de cosas con cerebro es una especie de panacea para los fabricantes de procesadores. Cada uno de esos 50.000 millones de objetos que compondrán en apenas tres años el IoT necesitará un procesador. Y Samsung, uno de los mayores constructores de semiconductores, reclama su parte.
Be the first to comment
Sign in with
Facebook Twitter