Tras la catástrofe, matemáticas

Hasta 46 dólares por 24 botellines de agua. Esta era la oferta que un establecimiento Best Buy de Houston hizo a finales de agosto, ante las catástrofes de Harvey. Junto a ésta, se han sucedido imágenes y publicaciones en redes sociales mostrando lo disimétrico de las evacuaciones y reparto de ayuda de poblaciones ricas y pobres. Desde el orgullo de abandonar Miami en jet privado, a los interminables atascos huyendo de la furia de Irma.

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Hay una rama de las matemáticas que lucha contra las injusticias en la distribución de ayuda y por una intervención eficiente con herramientas estadísticas, computación y recopilación de grandes datos (big data). Begoña Vitoriano es experta en logística humanitaria. Esta investigadora de la Universidad Complutense de Madrid es directora de un máster en esta materia. Dirige el grupo que ideó en 2010 dos programas informáticos capaces de predecir la magnitud de una catástrofe (como el rango de muertes) y diseñar la red de ayuda sobre terreno.

En casos muy mediáticos como Irma o el terremoto de México, “hay de repente una movilización de fondos tremenda”, apunta la matemática, “sobre todo cuando cala el mensaje. Hay que gestionar desde un lugar donde a veces las estructuras no acompañan. Llegas a un sitio sin capacidades logísticas, no hay puertos o aeropuertos, por ejemplo”.

Computación para gestionar el exceso de buena voluntad

Se trata entonces de no hacer un reparto de ayuda sin ton ni son. O que se eche a perder. O movilizar recursos en exceso o defecto. “Puede llegar un punto en que das ayuda a gente cuyas condiciones empiezan a ser mejores que las anteriores o mejores que las de sus vecinos. No hay tiempo de analizar despacio”.

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